lunes, 7 de julio de 2014

Capítulo 14. Brittany

Miro a May mientras se va corriendo y yo estoy sin saber que qué hacer: Ir detrás de ella o irme a casa. Antes de poder decidir nada me está sonando el móvil.
-¿Brittany?
-Hola.- saludo.
-¿Qué tal estás?- pregunta.
-Bien, ¿y tú?
-Bien.- se forma un pequeño silencio.
-¿Para qué has llamado?- sin darme cuenta se me forma una sonrisa en la cara.
-Pues… la verdad...- puedo escuchar cómo se le acelera el corazón.
-¿Si?- doy presión.
Hay un silencio bastante corto aun que parece eterno. Pienso haber quien romperá el silencio y, cuando me dispongo a ser yo misma Dylan se adelanta.
-La verdad me preguntaba si querías quedar para dar un paseo.
-La verdad es que me siento cansada.- le confieso aunque quiera quedar con él.
-¿Quieres que vaya a tu casa?- se oye el tono de preocupación en su voz.
-No gracias, es que me apetece estar sola.- digo poniendo tono cansado. –Quedamos otro día, ¿Vale?
-Vale.- se puede notar el cambio de preocupado a feliz. –Descansa.
-Gracias, adiós.- me despido.
-Adiós Brittany.- acaba colgando.
Finalmente, después de hablar con Dylan, decido irme a casa puesto que estoy cansada y me apetece estar sola mientras pienso sobre la charla que hemos tenido May y yo. ‘¿Acaso Simón es el causante de esto?’ pienso, aunque sé que no es así porque si no me hubiera dado cuenta en el cine, además, antes de que entrara en el baño de chicas como un pedazo de pervertido ya se me habían desarrollado los sentidos.
Cuando estoy en la puerta de mi casa empiezo a buscar las llaves, ‘¡Mierda! Las he perdido.’ Pienso. Ahora sí que no tengo donde ir puesto que no hay nadie en mi casa.
Me dirijo hacia el bosque con intención de relajarme y descubrir más sobre lo que me pasa, pero de repente mi móvil empieza a sonar.
-¿Diga?- pregunto.
-Hola Brittany, soy tu entrenador.
-Ah hola, ¿pasa algo?
-Digamos que te has dejado las llaves en la taquilla- ahí el motivo de la desaparición de ellas. -¿Quieres que te las guarde y luego vienes a por ellas?
-Mejor voy ahora.- le contesto. –Además, me apetece entrenar…
-Bueno pues no se hable más, hasta ahora.- cuelga.
Guardo mi móvil en el bolsillo y empiezo a correr hacia allí, ‘¿enserio se me han olvidado las llaves en la taquilla? ¡Qué cabeza tengo!’ me atosigo con mis pensamientos y, sin haberme dado cuenta, ya había llegado. Toco varias veces en la puerta y acto seguido sale mi profesor.
-Te estaba esperando.- dice con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo le concedo otra sonrisa y después entro al edificio.
-Voy a dejar mis cosas en el vestuario y ahora me pongo a entrenar.- le digo dirigiéndome hacia aquel lugar.
-Antes de nada.- me coge del brazo y me da mis llaves. –Las necesitarás para entrar en casa, ¿no te parece?
-Gracias.
Me voy corriendo a cambiarme la ropa ya que no me parece cómodo entrenar con pitillos, chaqueta de cuero y botas.
Una vez haberme puesto el uniforme me acerco a donde el profesor.
-Ya estoy.- pego un salto delante suyo en señal de que estoy preparada.
Este me mira de arriba a abajo y se niega con la cabeza.
-Creo que será mejor  que te dé algo más apropiado para tu entrenamiento.- dijo dirigiéndose hacia un armario que había en su despacho.
-¿Qué tiene de malo este uniforme?- pregunto. –Es el que siempre utilizo.
Él me ignora y empieza a buscar en el armario lleno de ropa, ‘¿de dónde saca tanta ropa?’ pienso.
Al cabo de un rato vuelve a aparecer, esta vez, con un par de converses negras, mayas negras y una camiseta blanca de tirantes.
-Yo esto no lo veo muy cómodo.- digo dudando.
-Hoy practicarás el camuflaje.- empieza a explicar. –La sala estará preparada para que esta ropa se adapte al terreno.
-¿Y en qué lugar vas a hacer que aparezca?- pregunto aun dudosa.
-En el bosque, solo que esta vez no estarás sola.
-No entiendo.
-Vas a tener que proteger a una de las personas que conoces y has visto recientemente.
-Vale, será divertido.- asiento cogiendo la ropa.
Me dirijo a cambiarme la ropa (por segunda vez consecutiva), y después voy a la sala de la simulación.
-¿Lista?- me pregunta el entrenador desde la otra sala.
-Sí, ¿a quién voy a tener que proteger?
-A Dylan, el chico de tu clase.- empieza a decir. –Pero tienes que ocultar tus capacidades y protegerlo sin que se dé cuenta de ellos.
‘¿Cómo?’ me sobresalto en mi pensamiento, yo me esperaba que fuera May ya que es con ella con la que había quedado en aquel lugar.
-¿Brittany?- hace salirme de mis pensamientos.
-Estoy lista.- asiento.
Una vez que la sala está totalmente oscura, aparezco en un bosque donde se pueden oír los pájaros, el río y... ¡a Dylan gritando!
Voy corriendo donde él, parece que está atrapado en una especie de casita de madera encima de un árbol. 'Esto es muy fácil, demasiado...' pienso mientras voy acercándome con cuidado.
De repente, el árbol donde está Dylan se convierte en un horrible monstruo que me persigue por todo el bosque y, al parecer, el sitio donde él está atrapado es el corazón de la bestia.
‘No puedes demostrar de lo que eres capaz, solo camúflate’ las palabras del profesor divagan por mi cabeza, ‘ya sé que hacer’ miro a mi alrededor mientras busco un lugar apropiado para esconderme y luego saltar encima del monstruo cara-ramas.
Una vez escondida detrás de un par de rocas gigantes, empiezo a planear como llegar a donde el corazón del monstruo, ahí se encuentra Dylan.
Mientras planeo como alcanzar a Dylan, aparece una figura corriendo de detrás de un árbol. ‘¿May?’ me extraña mucho que ella también salga en la proyección de mi entrenamiento. Entonces veo como una especie de sombra humana le persigue.
-¡May!- le grito pero, sin embargo, ella no me escucha ni me ve.


-¡May apártate de ahí!- voy corriendo donde ella pero en seguida me tropiezo con una rama del suelo.
Parece que el pie gigante de aquella sombra me va a aplastar pero no lo puedo asegurar puesto que me desmayo ahí mismo.
Al despertar me encuentro en mi habitación, ya no estoy en aquel bosque simulado por el profesor, sin embargo, tengo un dolor de cabeza enorme. Alguien entra por la puerta.
-¿Brittany te encuentras bien?- es mi profesor.
-¿Qué ha pasado?- le pregunto confusa.
-Estabas en el entrenamiento, ibas  muy bien pero de repente ha habido un fallo en el sistema.- baja la cabeza. –Dime, ¿qué fue lo último que viste antes de desmayarte?
Empiezo a recordar pero me cuesta porque el dolor sigue ahí.
-Estaba planeando como llegar donde Dylan.- empiezo a explicar. –Y, de repente apareció May huyendo de una sombra. ¿Qué quiere decir eso?
El profesor no reacciona a mi explicación y, en mi opinión, su cara no dice nada bueno.
-Será mejor que descanses.- empieza a moverse hacia la puerta. –Dejaremos por un tiempo el entrenamiento para que puedas descansar.
Yo asiento lentamente.
-Adiós Brittany.- se despide.
-Adiós.
Él sale por la puerta y en seguida me quedo sola en mi habitación mientras un silencio la invade. A los cinco minutos ya estoy dormida.

viernes, 23 de mayo de 2014

Capítulo 13. May

Le doy las gracias y me pongo como antes, la rodilla medio pelada me duele. Siempre he sido May la rara patosa, pero poco a poco he aprendido a llevarlo.
Hablo sin parar sobre cualquier estupidez mientras que Brittany se limita a asentir y a añadir frases extra cortas.
No sé si soy melodramática, supongo que sí, pero no entiendo porque ella no me dice nada, y eso me preocupa, ¿me ve ella también como un bicho raro?
Por un momento, pienso que como siempre me estoy yendo por donde no debo, la verdad es que mi sonrisa muchas veces tapa lo que de verdad pienso.
Intento leerle la mente, y en el momento más necesitado, no lo consigo, ni siquiera sus sentimientos, es como si estuviera en blanco.
¡Maldita sea!
-¿Y qué tal por aquí? -pregunto para que ella también hable un poco.
No contesta. Le paso la mano por delante rápidamente. Sigue sin contestar.
-Un tío acaba de tocarte el culo. -digo bien alto.
Nada. Esta chica es increíble.
-Tierra llamando a Brittany. ¡Yo soy tu padre! -exclamo imitando la voz de Darth Vader.
Mira para delante, perdida en el horizonte. Bueno, eso último si nos encontráramos en una película de vaqueros que tanto le gustan a mi padre. Pero no es así.
Me acerco a su oreja y le echo aire.
Brittany se sobresalta y empieza a decir barbaridades rápida y altamente. Está algo histérica y la gente se nos queda mirando.
-¿Tengo monos en la cara? -pregunta enfadada.
-No, pero tampoco te darías cuenta si los tuvieras. -contesto yo. -Y si no te has dado cuenta, estamos ya en el Esquina. -añado cuando veo el cartel que sobresale de la pared.
-¡Ah! -exclama ella, y como si nada, entramos en el café-bar.
-¿Qué queréis tomar, chicas? -pregunta la camarera de siempre con su pelo recogido en moño y vestida de negro.
-Yo una Coca-Cola. -contesto, y mirando a Brittany digo. -¿Y tú?
Se queda pensativa, (una vez más).
-Otra misma.
La chica se nos despide con una sonrisa y ambas esperamos a que nos traiga la Coca-Cola para comenzar a hablar, puesto que sinceramente, esperamos que de lo que vayamos a hablar sea en privado.
Eso en un bar que está lleno de gente y cuando Brittany no para de mirar a... ¿Un chico? ¡Joder con la callada que parecía tener unos sentimientos hacia el tal Dylan.
-Está bien, pero tiene pinta de capullo.
-¿Qué has dicho?
-El chico al que miras, que es guapo, pero que tiene cara de capullo que juega con los sentimientos.
-¡No me gusta!
-Pues cualquiera diría que sí.
-¿Te estás llamando cualquiera a ti misma?
-Siempre he sido del montón.
En ese momento vuelve la guapa camarera rubia de antes y nos deja las bebidas. Doy una última mirada al capullo, casi al mismo tiempo que Brittany, y me mira fijamente a los ojos.
-¿Qué era eso que Simón te había contado ayer?
-Como ya te habrás dado cuenta, a las dos nos pasan cosas raras, y Simón dice que sabe lo que nos pasa, así que quería advertirte que nos vendrá bien su ayuda.
-¿En serio que pretendes que me lo trague?
-¡Es la verdad!
Brittany suspira, pensará que estoy loca, que tengo que estar en un manicomio, y si fuera por el resto del mundo, lo estaría metida hace mucho tiempo.
-Bueno, ¿sabes? Si quieres no te lo creas, no serías la primera que piensa que estoy loca de remate. -exclamo y me bebo toda la Coca-Cola de prisa sin importarme lo fría que está.
-Chica, es que se te ve venir de lejos, es como si tuvieras un cartel en medio de la frente. Ten cuidado que está muy fría.
"No eres mi madre" pienso, pero no lo digo, ya que mi boca sigue ocupada en tragar mientras que mi otra mano se mete en el bolsillo izquierdo y saco tres euros en monedas de tres.
Apoyo con fuerza la Cola-Cola en la mesa y me dirijo con rapidez a la barra. Rápida porque me mareo, y el mareo no es por los pensamientos, sino por la congelación cerebral.
Me choco contra alguien y ni le pido perdón ni nada, pero cuando me giro, me doy cuenta de que el chico contra el que me he chocado antes me mira mal, y dos, que es el chico al que antes Brittany estaba mirando.
Me salgo corriendo y me siento en el suelo de la acera para volver a tener la cabeza en su sitio.
Cuando ya me encuentro bien me levanto y me dirijo a mi casa. No creo que vaya a estar mejor pero sí que podré encerrarme en mi habitación, total, ni mi madre ni mi hermana se van a dar cuenta.
-Oye... ¡May!
-¿Qué? ¿Vuelves para reírte de la rara?
-Pues no, pero espérame.
Me paro un momento, no sé ni por qué, mis piernas lo hacen, mientras que mi cabeza ordena a que siga.
-Gracias.
-¿Por qué?
-Uno, por pagar, y dos, por abrirme los ojos. Haber, que por mi cabeza han pasado cosas mucho más raras.
-¿Me crees o te mofas?
-Te creo. Pero deberías de hablar más con Simón, ¿vale?
Me muerdo el labio inferior y pienso en Simón, tan solo es una excusa.
-Vale, mañana lo hago, ¿te parece si volvemos a quedar la semana que viene y te cuento todo lo que él me ha dicho?
-¿En el bosque?
-Vale.
Mi corazón se encoge e intenta pensar en todas las excusas o cualquier tipo de cosas para librarse del peso, pero para eso tendrá que mentir a Simón, y al chico no hay quien le mienta, además de que a mí tampoco me gusta hacerlo.
-Bueno, adiós, hasta la semana que viene.
-Y nos veamos en clase también.
Me doy la vuelta y tras un saludo con la mano, observo cómo el chico guapo roba-vidas la sigue.
<Cuidado con el de detrás. Te sigue> pienso a la par que intento decírselo a ella.
Brittany se gira brúscamente. Me mira y luego mira al chico. Sonrío y salgo corriendo, no quiero ni saber lo que ninguno de esos dos piensa.

sábado, 8 de febrero de 2014

Capítulo 12. Brittany

Me vuelvo a tumbar en la cama con intención de volverme a quedar dormida, sin embargo, no puedo.
Me quedo pensando, <¿Qué me quiere decir esta?> y sin darme cuenta, escucho que mi madre y mi hermana están discutiendo aun que estén al otro lado de la casa y, en seguida, se me ocurre una idea.
-Ahora que tengo estos poderes, me pueden facilitar la vida si consigo controlarlos.- le digo a mi cabeza mientras hablo en voz alta sin preocuparme de que nadie me oyera.
<¡Eres una idiota mamá!> le escucho a mi hermana gritándole a nuestra madre. Nunca la había escuchado llamar idiota a alguien que no fuera un chico, y menos a su madre.
<¡Amanda cierra la boca! Si sigues así te van a salir arrugas del mal humor, lo único que te digo es que no te tiñas el pelo a rubio.> le intenta hacer razonar aun que ella ya sabe que Amanda es una tiquismiquis con su aspecto.
Paso el tiempo escuchando su discusión hasta que, finalmente, me aburro y me levanto de la cama.
Como todavía tengo tiempo, cojo mi mochila de entrenamiento y salgo por la ventana para no molestar a las repipis con su discusión. Me subo a la ventana, lanzo la mochila con la ropa al suelo y, al cabo de diez segundos, salto hasta caer en el suelo encima de la mochila.
Una vez en el entrenamiento, sale mi profesor.
-Hola Brittany.- saluda -¿Cómo tú por aquí?.
-Hola.- le saludo -Pues que mi hermana y mi madre han empezado a discutir.
-Ah.- el profesor se queda mudo.
Me quedo pensando, estoy dándole vueltas a lo que me pasó en mi último cumpleaños y se me ocurre hacerle una pregunta.
-¿Le puedo hacer una pregunta?- acabo preguntando.
-Me la acabas de hacer.- dice este bromeando mientras me guiña un ojo -Es broma, dime.
-Nunca le ha pasado que ha sentido, no sé... ¿estar fuera de lugar?- le pregunto.
Este se queda mirándome un buen tiempo hasta que finalmente reacciona.
-Si, pero... ¿por qué me preguntas eso?
No le contesto.
-Vamos Brittany.- insiste -tiene que haber algún motivo por la que preguntas.
-Esta bien...- me rindo -es que cuando estoy con mi madre y mi hermana...
-...Sientes que no encajas.- termina la frase que iba a decir.
Para ser sinceros, es mentira la razón por la que pregunto pero como que no le voy a decir que tengo poderes y bla, bla, bla...
Miro el reloj, todavía falta una hora para ir al sitio donde hemos quedado May y yo, ¿cómo ha conseguido convencerme?
Escucho un zumbido en mi cabeza, <¡Mierda! ¡vuelve el dolor inaguantable!> me quejo para mis adentros y, apuesto lo que sea a que es el móvil que he dejado en la taquilla al lado de la ventana. Dicho así, me acerco y sí, es mi móvil.
-¿Diga?- pregunto al llamante mientras me intento deshacer del dolor de cabeza.
-Hola Brittany.- contesta.
Reconozco esa voz, es el amigo simpático que había conocido en el cine y, como me ha dicho May a la mañana, mi hermana le ha dado el número.
-Hola Dylan.- saludo.
Noto que se me empieza a acelerar el corazón como si se me vaya a salir.
-Quería saber si te apetecería venir con Tom, Alicia, Abigail, Tiffany, hermana y yo.- me dice.
-Sí pero, ¿a qué hora?- le pregunto sin tener muchas ganas pues, iría mi hermana.
-A las doce.
-Lo siento, tendrá que ser otro día.- le confieso. -a esa hora he quedado con una amiga que conocí en el cine.
-Vale tranquila, chao.- se despide.
-Chao.- termino de hablar y cuelgo.
Ahora mismo me apetece entrenar un poco más, así que dejo el móvil en la taquilla y me acerco a las colchonetas de entrenamiento.
Al cabo de cinco seguntos, huelo, oigo... a mi profesor detrás mío y, en cuanto está a dos centímetros, me giro de un salto y le digo:
-Hola profesor.
-Veo que me has oído llegar.- se ríe -creo que este entrenamiento es de muy bajo nivel para una campeona de cinturón negro.
-No, no está mal.
Me ignora y, de repente, me hace señas de que le siga, como no, le acabo siguiendo.
Entramos a una sala llena de maniquíes, columnas altas... Pero lo que más me llama la atención, es la pequeña habitación de la esquina.
-Ponte en medio de la sala.- me ordena mientras se dirige a aquella habitación.
Acto seguido, todo se convierte en un bosque y cada maniquí cobra vida.
-Atácales conectando con la naturaleza.
-¿Así de repente?
Como no, me vuelve a ignorar. Nunca he visto este sitio de entrenamiento, supongo que será para los de cinturón negro y profesores.
Lucho contra todos los maniquíes, me subo a los "árboles", salto encima de los maniquíes...
Al terminar estoy bien machacada, ¡qué entrenamiento más duro!
-Lo has hecho bien.- me felicita -cuando necesites algo así, vienes que este es tu "pequeño mundo".
-Vale.- asiento -Gracias.
Cojo mis cosas rápidamente y, sin querer, se me cae la mochila por las prisas, la recojo y salgo al encuentro de May.
Nada más salir, veo a esta caminando mientras parece estar en su mundo. No se da cuenta, pero en seguida veo que se va a tropezar con una pequeña piedrecita, <¡Bah! no le va a pasar nada> y, de repente, la veo por los aires.
Salgo corriendo y, una vez al lado suyo (aun que ya se ha hecho una herida en la rodilla), le ayudo a levantarse.

Capítulo 11. May

<¿Cómo tiene esta mi maldito teléfono?> oigo al otro lado, pero tan solo ella lo piensa, y yo lo oigo.
-¿Qué quieres? -me pregunta malhumorada.
Desde luego la acabo de despertar y esta chica no es nada mañanera...
-Quería preguntarte qué tal estás, y ya de paso, si quieres, damos una vuelta. Y si quieres saber quién me dio tu número, que sepas que se lo oí a tu hermana, se lo estaba dando a Dylan... -dejo en el aire.
Oigo los latidos de su corazón, más bien los siento... ¡Perfecto! ¡Leo mentes y encima soy empática!
-¿Te has puesto roja? -pregunto para romper el hielo, a pesar de darme cuenta de que no ha sido una gran idea.
-No, no me he puesto roja y no, no quiero dar una vuelta contigo.
En lo primero miente, lo siento yo, la cotilla del siglo.
Y lo segundo... Eso me duele. Vale, seré bien rara, también entiendo que con eso de quedar haya pensado que puedo ser lesbiana, yo mismo estoy de acuerdo con ella, lo he parecido, y por último, entiendo que no es de agrado no siendo mañanera, que una persona te despierte para ir a dar una vuelta... Pero me sigue doliendo.
-Si es por Simón, que sepas que no sabe nada y no estará.
Palabras nada agradables salen de su mente, y la verdad es que agradezco a Dios, (a pesar de no ser creyente), por este maldito don que hace que las personas me parezcan transparentes. De verdad, prefería cuando eran opacas.
Ahora no solo tendré que pasarme toda la noche escuchando los oscuros y eróticos pensamientos de mi madre, los destructivos y a la vez amables de mi padre y los chulos y pijos de mi hermana... ¡Ahora tendré pase VIP para saber lo que sienten!
-¿Estás bien, May? Te has quedado muda.
No sé si colgar o decir una estupidez. Cualquiera de las dos me augura un perfecto futuro con un ojo morado.
Sé que todos no se toman igualmente mis estupideces, pero... No quiero volver a caer en el hoyo.
Nunca he hablado de ello con nadie.
Apartando esos pensamientos... Una persona me acaba de hacer una pregunta y yo sigo sin contestarla, ¿colgar o decir algo estúpido?
Opto por la segunda.
-Me gusta el bacon con sabor a espaguetis.
-¿De qué coño me estás hablando?
-A veces las playas son trozos de cristal.
-Gracias por la información, tendré cuidado en no cortarme. Ahora, adiós.
-¡Espera!
¿Por qué habré dicho ese espera? No tengo nada que decirle, y parezco una tonta sin decir nada. Además, como diga otra estupidez pensará que necesito ir a un psicólogo.
-Ayer hablé con Simón en el baño y creo que hay algo que te puede interesar.
-¿Qué me puede interesar a mí de ese gilipollas?
-Si quedamos te lo cuento.
-¿Tan importante te parece que me lo tienes que contar en persona?
-Sí, ya que mi hermana es una cotilla que se acaba de levantar y que tiene ahora mismo la oreja pegada a mi puerta.
-Te comprendo y te acompaño en el sentimiento.
-Amén.
En este momento, me alegro de que mi hermana sea Naty, porque por un momento, esa chica fiestera y cotilla ha servido para algo que no sea esos dos: darle una excusa a su hermana mayor.
-¿A qué hora? -pregunta Brittany, rendida.
-¿Cuando te viene bien a ti?
-No sé... ¿A ti?
-A las doce está bien. El sitio elige tú.
-¿La cafetería de al lado del insti? Es uno de los pocos lugares que conozco.
-Me parece perfecto. A las doce en la cafetería Esquina.
-¿Se llama así?
-Los de este pueblo nunca hemos tenido mucha imaginación ni ganas de pensar, amiga mía. -contesto, y me ha quedado bastante bien para ser yo.
-Vale, voy introduciendome en este mundo.
-Amén, hermana.
-Amén. Y adiós, que voy a probar a dormir hasta las doce, madrugona.
-Si supieras lo que madruga mi hermana para dormirse tan tarde...
Brittany se ríe, no siento que sea algo que haya tenido que obligar a hacer, sus sentimientos parecen sinceros.
Empo empática.
Desde luego, ese será mi nombre cuando tenga que usar un pseudónimo.
Entonces, cuelgo, y empiezo a buscar entre todos mis cajones papel y boli para apuntar todas las mierdas que se me ocurran.
<El ordenador será útil también>.
Por fin un pensamiento que es tan solo mío, y que ojalá nadie pueda oír, pero en seguida, se ve interrumpido por otro guarro de mi madre.
Mi nombre es May Cortés y tengo los superpoderes más inútiles e inoportunos que la tierra ha conocido.


jueves, 9 de enero de 2014

Capítulo 10. Brittany

Corro y corro, sin embargo, no llego a la luz que hay en el fondo. Mientras me encuentro corriendo a más no poder, el extraño me sigue persiguiendo.
-¡Se lo qué eres!- grita el psicópata.
No se de que me está hablando, todo está oscuro y borroso a mi alrededor.
A pesar de ser una chica que no tiene miedo a nada, eso me aterra, lo peor es que no puedo huir de él.
Aquel sigue gritando como un loco detrás mío, no se que aspecto tiene y no me pienso quedar para averiguarlo.
Me siento extraña, es como si una burbuja estuviera alrededor de mi, oigo más, huelo más el apestoso olor de mi enemigo lejano, siento más... Y como siempre, me acompaña ese dolor de cabeza insufrible, no sé si voy a aguantar más corriendo.
-¡No vas a salir con vida! ¡Te alcanzaré!
Mi miedo se hace más grande sobre mis pasos cada vez más pesados, ¿cómo he llegado hasta allí?
De repente, me caigo sin poder seguir corriendo, sin embargo el enemigo se va acercando. No espero ni un segundo más en el suelo y en cuanto está casi sobre mi, le meto una patada que lo deja medio aturdido, seguidamente salgo corriendo y volvemos a estar como al principio.
Ahora no escucho los pasos del enemigo, no lo podía ver ni escuchar, ni siquiera oler.
-¿Me buscabas?- me dice mientras sujeta a una persona en las manos.
Me fijo en la presa que tiene aquel, es mi madre que está atrapada entre sus brazos, no puede escapar.
-¡Mamá!- grito aterrorizada.
No puedo comprender nada, estoy confusa, tengo miedo, un miedo que no había sentido nunca, no se que hacer porque mi cabeza me dice; 'huye', pero mi corazón me suplica; 'no seas gallina y enfréntate como siempre has hecho, este es otro desafío'.
Finalmente, me levanto con las fuerzas que me quedan, acto seguido, al lado mío aparece una especie de palo, lo cojo y salgo corriendo a salvar a mi madre.
El asesino parece sorprendido, entonces, la suelta y empieza a correr hacia mi. El pánico se apodera de mi madre, entonces, esta salta encima suyo con la intención de ayudarme. Mientras esta le distrae, me parece ver otra figura ayudando a mi madre.
-¡Corre!- grita la figura en la oscuridad -¡Brittany corre!
No me lo pienso dos veces, empiezo a correr mientras oigo atrás mío gritos de sufrimiento y de miedo, puesto así, me tapo los oídos para evitar que me caiga a causa del tremendo dolor de cabeza.
Empieza a pasarme toda mi vida delante de mi, no puedo más, entonces se me escapa una lágrima y, como si eso me recuperara las fuerzas, me paro y le pego un grito al enemigo.
-¡Déjanos en paz! ¡¿Me buscas a mi?!- grito sacándolo todo de mi corazón -¡Aquí me tienes!
Aquel, muy cabreado, tira a mis ayudantes al supuesto suelo que hay bajo nosotros y se convierte en una especie de monstruo, medio tigre medio guepardo. Aquello no me lo espero para nada, así que empiezo a pensar un plan. ¿Qué se puede hacer contra un monstruo con la rapidez de un guepardo y la ferocidad del tigre?
-¡Se lo qué eres Brittany!- grita el monstruo -¡Eres igual de estúpida que tu padre!
Es como si me hubiera atravesado una flecha en el corazón, aquel asesino o lo que fuera, conoce a mi padre.
-¿Tú que sabrás de él?- le grito.
-Se mucho- me contesta -Puesto que le maté yo.
Es el fin, me había pasado toda la vida buscando a mi padre, total, para nada.
-¡No te sirve de nada escapar!- me grita.
De repente, sus gritos parecen el sonido de mi móvil pero no estoy segura del todo, este vuelve a gritar.
-¡Acabaré contigo como hice con tu padre!
Me despierto de golpe, estoy en mi cama, todo ha sido una pesadilla, sin embargo, el móvil ya no sonaba.
Vuelve a sonar, y a mi me da un dolor de cabeza terrible. Me cuesta llegar pero, finalmente, lo cojo y respondo.
-Brittany con dolor de cabeza al habla.- contesto con un entusiasmo irónico.

-Hola Brittany, soy May.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Capítulo 9. May

Brittany se va, y yo sigo inquieta, mientras que mi cabeza se vuelve más tranquila, mirando a Simón, a quien lo tengo delante sin encontrar la razón por la que me encuentro sorprendida del todo.
-Torpe... -murmura Simón mientras que sin pedir permiso entra en el baño de chicas, como bien ha dicho Brittany, mientras mira a esta con desdén.
-Hola, amiga. Que pelo más bonito tienes, chata, ¿te has puesto mierda en ella? -suelto ya que no sé que decir y lo que tengo delante es algo que es visto por primera vez, gracias al cielo: un chico en un baño público de mujeres.
-¿Problemas? -me pregunta Simón amable y dulcemente, cambiando su faceta por completo.
-No veas cuántas, si es que encima...
¿Le cuento lo que he visto hacer a Brittany? No, me tomaría como loca, además, no es que su primera impresión haya sido buena.
Simón se sienta al lado de un lavabo, y me mira fíjamente, como si quisiera leer mi mente, erróneamente, mi súper poder inútil y problemático hace de las suyas y soy yo quien se la termina leyendo.
<¿Cómo se hacía? ¿Qué tengo que hacer? Venga, Simón, piensa.>
Intentando pillarlo por un lado y ver su paciencia por el otro, se me ocurre hacer la pregunta más odiada por mucha gente:
-¿En qué piensas?
-En algo que te tengo que decir, pero no me acuérdo como era... ¿Cómo se hacía?
-Si me dices de qué se trata quizá pueda ayudarte.
-Es sobre lo que te está pasando.
-¿Qué me está pasando?
Es demasiado rápido con las respuestas como para estar mintiendo, pero si lo sigo poniendo a prueba termino ganando yo, porque, por un lado, me entero de cosas, por otra, dejo de pensar en mis problemas dramáticas y por último, soy capaz de saber si miente o no. Una prueba bastante completita.
-Ni disimules, ¿no ves que estás fatal? ¡Casi te caes por las escaleras cuando estabas bajando!
-Prefiero no recordar eso último.
Simón sonríe.
-La verdad es que ha sido muy ridículo. Por suerte Hugo no te ha visto y no tiene motivos para reírse de ti.
-El lado bueno de todo esto.
-¿Que le puedes leer la mente a Hugo?
-Iba a decir que Hugo no me ha visto, pero eso también me sirve. Espera un momento... ¿Cómo sabes tú que yo puedo hacer eso?
-Sé mucho más de lo que tú crees, pequeña May.
-¡No me digas eso!
-¿Qué?
-Pequeña May.
-Pues espérate, que tienes mucho tiempo para acostumbrarte.
Le miro fijamente mientras que lo fulmino con la mirada.
-Pues no entiendo nada, así que más te vale empezar a contar, majo.
-Ahora no, otro día, puede que el fin de semana, pero ya veré, estoy ocupado. Aunque unos consejos.
-¿Tendré que cumplirlos obligatoriamente? -pregunto para su sorpresa.
-Pues sí...
-Entonces no son consejos, son órdenes.
-Pues bien, te ordeno que no escuches la radio ni veas la televisión hasta entonces, música del móvil se puede, y no chatees en un grupo muy grande ni dejes que demasiada gente te rodee.
-¿Eso es todo?
-No, dos cosas más: no se lo digas a nadie y no intentes explorar ese poder que tienes, ¿entendido?
-Sí, aunque sigo sin entender nada.
-Por ahora no hace falta que lo hagas.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capítulo 8. Brittany

Me acabo de despertar, sin embargo ya no estoy donde me había caído antes, ahora estoy en el baño de chicas sentada en una silla, digamos que estoy todavía medio mareada. De repente, veo una figura delante mío, no la reconozco muy bien pero se que es una de mi clase y tampoco parece estar como una rosa. En cuanto me mira veo que me va a decir algo.
-Hola soy May- se presenta la muchacha. -estamos en la misma clase, ¿a ti también te duele la cabeza?
Yo sorprendida no se que decirle, parece como si me haya leído la mente, pero enseguida le contesto.
-Hola yo soy Brittany- me presento informalmente. -si, la verdad es que la película que estaba viendo no me hacía mucha gracia, no es de mi estilo.
Aquella me mira fijamente como si estuviera intentando entrar en mi cabeza. A continuación, oigo unos pasos que me hacen caer al suelo mareada: "pum, pum, pum..." era una señora que está a punto de entrar en el baño de las chicas, por eso me levanto rápidamente del suelo, May también se levanta y se pone al lado mío mirando al espejo.
-¿Cómo sabías que venía alguien?- me pregunta sorprendida.
No se que contestarle porque no sabía que decirle, era lo mismo que me acababa de pasar en la sala del cine.
-Pues...- me pongo a buscar una excusa y de repente cambio de tema. -¿Cómo es que a ti también te duele la cabeza si no estábamos en la misma sala?
Ahora escucho más fuerte que nunca la cisterna del baño: "Shhhhhh..." pero esta vez, me mantengo de pie para evitar caerme otra vez mientras la señora sale del baño.
-Es que al lado mío había un chaval que me estaba contando toda la película- me responde y seguidamente añade. -no me has contestado, ¿cómo sabías que venía aquella señora?
Pensaba que le había despistado pero sin embargo, May tenía una buena memoria y le tendría que responder si o si.
-La verdad, es que no lo se- le confieso.
La joven me mira como si esa fuera la respuesta que buscaba y no se como, me parece escucharle decir algo: "Vale, ahora le felicitaré, espera, así me preguntará como lo se". Me quedo boquiabierta, puedo escuchar cualquier cosa, sea un susurro, sea algo que está en la otra punta del cine...
-Por cierto, felicidades.- le felicito a May. -me parece que no has empezado muy bien tu fiesta de cumpleaños.
Ella se queda de piedra y seguidamente me intenta decir algo.
-Felicidades a ti también Brittany.- me felicita.
Sin embargo a mi no me hace mucha ilusión porque mi hermana me había obligado a salir con ella y sus amigos que no son de mi estilo, pero solo hay uno que me ha llamado la atención: Dylan.
De repente escucho otros pasos acercándose, pero estos se quedan en la entrada y sea quien sea, tendría que ser un chico.
-May, ¿estás bien?- pregunta la voz.
-Parece que se están preocupando por ti, será mejor que salgas.- le recomiendo a May.
-No, todavía no me encuentro del todo bien.- me responde. -gracias por hacerme compañía.
En cuanto nos hemos despedido, salgo corriendo del baño y, sin querer me choco con el joven que está en frente de la puerta. Este se queja.
-¡Eh tú, mira por donde vas!- me grita.
-¡No te quedes en medio del camino de los demás!- le respondo con brusquedad. -estás bloqueando la entrada del baño de las chicas, ¿has oído? ¡CHICAS!
Después de gritarle a aquel tipo gruñón, salgo corriendo directa al bosque sin avisarle a mi hermana y a nadie, necesito estar sola.
Ya es de noche pero aun así, me acuesto en un montón de hierba que hacen como una especie de colchón al lado del río. Aquel sitio me relajaba muchísimo, pues me dejaba pensar y olvidarme de la gente que me saca de mis casillas, por así decirlo.
Suena mi móvil de golpe, en consecuencia me levanto de un salto y miro quien es el que me ha sacado de mi momento relajante, es mi hermana que se estará preguntando donde estoy.
-Hola Amanda.- le saludo como si no pasara nada.
-Brittany, Dylan me ha dicho que te encontrabas mal y que has ido al baño, pero he ido y lo único que he encontrado han sido May y Simón, los de nuestro curso en el baño de las chicas. ¡Hay que ver que insensato el chaval!
-Amanda, estoy de camino a casa porque no me encuentro bien, dale las gracias a todos por celebrar mi cumpleaños aun que seguro que tenían planes mejores, hasta ahora.- me despido y cuelgo.
Como le he dicho a mi hermana, me levanto y me pongo en marcha a mi destino. Mientras voy andando, estoy escuchando música y pensando en la tarde de hoy.