sábado, 8 de febrero de 2014

Capítulo 12. Brittany

Me vuelvo a tumbar en la cama con intención de volverme a quedar dormida, sin embargo, no puedo.
Me quedo pensando, <¿Qué me quiere decir esta?> y sin darme cuenta, escucho que mi madre y mi hermana están discutiendo aun que estén al otro lado de la casa y, en seguida, se me ocurre una idea.
-Ahora que tengo estos poderes, me pueden facilitar la vida si consigo controlarlos.- le digo a mi cabeza mientras hablo en voz alta sin preocuparme de que nadie me oyera.
<¡Eres una idiota mamá!> le escucho a mi hermana gritándole a nuestra madre. Nunca la había escuchado llamar idiota a alguien que no fuera un chico, y menos a su madre.
<¡Amanda cierra la boca! Si sigues así te van a salir arrugas del mal humor, lo único que te digo es que no te tiñas el pelo a rubio.> le intenta hacer razonar aun que ella ya sabe que Amanda es una tiquismiquis con su aspecto.
Paso el tiempo escuchando su discusión hasta que, finalmente, me aburro y me levanto de la cama.
Como todavía tengo tiempo, cojo mi mochila de entrenamiento y salgo por la ventana para no molestar a las repipis con su discusión. Me subo a la ventana, lanzo la mochila con la ropa al suelo y, al cabo de diez segundos, salto hasta caer en el suelo encima de la mochila.
Una vez en el entrenamiento, sale mi profesor.
-Hola Brittany.- saluda -¿Cómo tú por aquí?.
-Hola.- le saludo -Pues que mi hermana y mi madre han empezado a discutir.
-Ah.- el profesor se queda mudo.
Me quedo pensando, estoy dándole vueltas a lo que me pasó en mi último cumpleaños y se me ocurre hacerle una pregunta.
-¿Le puedo hacer una pregunta?- acabo preguntando.
-Me la acabas de hacer.- dice este bromeando mientras me guiña un ojo -Es broma, dime.
-Nunca le ha pasado que ha sentido, no sé... ¿estar fuera de lugar?- le pregunto.
Este se queda mirándome un buen tiempo hasta que finalmente reacciona.
-Si, pero... ¿por qué me preguntas eso?
No le contesto.
-Vamos Brittany.- insiste -tiene que haber algún motivo por la que preguntas.
-Esta bien...- me rindo -es que cuando estoy con mi madre y mi hermana...
-...Sientes que no encajas.- termina la frase que iba a decir.
Para ser sinceros, es mentira la razón por la que pregunto pero como que no le voy a decir que tengo poderes y bla, bla, bla...
Miro el reloj, todavía falta una hora para ir al sitio donde hemos quedado May y yo, ¿cómo ha conseguido convencerme?
Escucho un zumbido en mi cabeza, <¡Mierda! ¡vuelve el dolor inaguantable!> me quejo para mis adentros y, apuesto lo que sea a que es el móvil que he dejado en la taquilla al lado de la ventana. Dicho así, me acerco y sí, es mi móvil.
-¿Diga?- pregunto al llamante mientras me intento deshacer del dolor de cabeza.
-Hola Brittany.- contesta.
Reconozco esa voz, es el amigo simpático que había conocido en el cine y, como me ha dicho May a la mañana, mi hermana le ha dado el número.
-Hola Dylan.- saludo.
Noto que se me empieza a acelerar el corazón como si se me vaya a salir.
-Quería saber si te apetecería venir con Tom, Alicia, Abigail, Tiffany, hermana y yo.- me dice.
-Sí pero, ¿a qué hora?- le pregunto sin tener muchas ganas pues, iría mi hermana.
-A las doce.
-Lo siento, tendrá que ser otro día.- le confieso. -a esa hora he quedado con una amiga que conocí en el cine.
-Vale tranquila, chao.- se despide.
-Chao.- termino de hablar y cuelgo.
Ahora mismo me apetece entrenar un poco más, así que dejo el móvil en la taquilla y me acerco a las colchonetas de entrenamiento.
Al cabo de cinco seguntos, huelo, oigo... a mi profesor detrás mío y, en cuanto está a dos centímetros, me giro de un salto y le digo:
-Hola profesor.
-Veo que me has oído llegar.- se ríe -creo que este entrenamiento es de muy bajo nivel para una campeona de cinturón negro.
-No, no está mal.
Me ignora y, de repente, me hace señas de que le siga, como no, le acabo siguiendo.
Entramos a una sala llena de maniquíes, columnas altas... Pero lo que más me llama la atención, es la pequeña habitación de la esquina.
-Ponte en medio de la sala.- me ordena mientras se dirige a aquella habitación.
Acto seguido, todo se convierte en un bosque y cada maniquí cobra vida.
-Atácales conectando con la naturaleza.
-¿Así de repente?
Como no, me vuelve a ignorar. Nunca he visto este sitio de entrenamiento, supongo que será para los de cinturón negro y profesores.
Lucho contra todos los maniquíes, me subo a los "árboles", salto encima de los maniquíes...
Al terminar estoy bien machacada, ¡qué entrenamiento más duro!
-Lo has hecho bien.- me felicita -cuando necesites algo así, vienes que este es tu "pequeño mundo".
-Vale.- asiento -Gracias.
Cojo mis cosas rápidamente y, sin querer, se me cae la mochila por las prisas, la recojo y salgo al encuentro de May.
Nada más salir, veo a esta caminando mientras parece estar en su mundo. No se da cuenta, pero en seguida veo que se va a tropezar con una pequeña piedrecita, <¡Bah! no le va a pasar nada> y, de repente, la veo por los aires.
Salgo corriendo y, una vez al lado suyo (aun que ya se ha hecho una herida en la rodilla), le ayudo a levantarse.

Capítulo 11. May

<¿Cómo tiene esta mi maldito teléfono?> oigo al otro lado, pero tan solo ella lo piensa, y yo lo oigo.
-¿Qué quieres? -me pregunta malhumorada.
Desde luego la acabo de despertar y esta chica no es nada mañanera...
-Quería preguntarte qué tal estás, y ya de paso, si quieres, damos una vuelta. Y si quieres saber quién me dio tu número, que sepas que se lo oí a tu hermana, se lo estaba dando a Dylan... -dejo en el aire.
Oigo los latidos de su corazón, más bien los siento... ¡Perfecto! ¡Leo mentes y encima soy empática!
-¿Te has puesto roja? -pregunto para romper el hielo, a pesar de darme cuenta de que no ha sido una gran idea.
-No, no me he puesto roja y no, no quiero dar una vuelta contigo.
En lo primero miente, lo siento yo, la cotilla del siglo.
Y lo segundo... Eso me duele. Vale, seré bien rara, también entiendo que con eso de quedar haya pensado que puedo ser lesbiana, yo mismo estoy de acuerdo con ella, lo he parecido, y por último, entiendo que no es de agrado no siendo mañanera, que una persona te despierte para ir a dar una vuelta... Pero me sigue doliendo.
-Si es por Simón, que sepas que no sabe nada y no estará.
Palabras nada agradables salen de su mente, y la verdad es que agradezco a Dios, (a pesar de no ser creyente), por este maldito don que hace que las personas me parezcan transparentes. De verdad, prefería cuando eran opacas.
Ahora no solo tendré que pasarme toda la noche escuchando los oscuros y eróticos pensamientos de mi madre, los destructivos y a la vez amables de mi padre y los chulos y pijos de mi hermana... ¡Ahora tendré pase VIP para saber lo que sienten!
-¿Estás bien, May? Te has quedado muda.
No sé si colgar o decir una estupidez. Cualquiera de las dos me augura un perfecto futuro con un ojo morado.
Sé que todos no se toman igualmente mis estupideces, pero... No quiero volver a caer en el hoyo.
Nunca he hablado de ello con nadie.
Apartando esos pensamientos... Una persona me acaba de hacer una pregunta y yo sigo sin contestarla, ¿colgar o decir algo estúpido?
Opto por la segunda.
-Me gusta el bacon con sabor a espaguetis.
-¿De qué coño me estás hablando?
-A veces las playas son trozos de cristal.
-Gracias por la información, tendré cuidado en no cortarme. Ahora, adiós.
-¡Espera!
¿Por qué habré dicho ese espera? No tengo nada que decirle, y parezco una tonta sin decir nada. Además, como diga otra estupidez pensará que necesito ir a un psicólogo.
-Ayer hablé con Simón en el baño y creo que hay algo que te puede interesar.
-¿Qué me puede interesar a mí de ese gilipollas?
-Si quedamos te lo cuento.
-¿Tan importante te parece que me lo tienes que contar en persona?
-Sí, ya que mi hermana es una cotilla que se acaba de levantar y que tiene ahora mismo la oreja pegada a mi puerta.
-Te comprendo y te acompaño en el sentimiento.
-Amén.
En este momento, me alegro de que mi hermana sea Naty, porque por un momento, esa chica fiestera y cotilla ha servido para algo que no sea esos dos: darle una excusa a su hermana mayor.
-¿A qué hora? -pregunta Brittany, rendida.
-¿Cuando te viene bien a ti?
-No sé... ¿A ti?
-A las doce está bien. El sitio elige tú.
-¿La cafetería de al lado del insti? Es uno de los pocos lugares que conozco.
-Me parece perfecto. A las doce en la cafetería Esquina.
-¿Se llama así?
-Los de este pueblo nunca hemos tenido mucha imaginación ni ganas de pensar, amiga mía. -contesto, y me ha quedado bastante bien para ser yo.
-Vale, voy introduciendome en este mundo.
-Amén, hermana.
-Amén. Y adiós, que voy a probar a dormir hasta las doce, madrugona.
-Si supieras lo que madruga mi hermana para dormirse tan tarde...
Brittany se ríe, no siento que sea algo que haya tenido que obligar a hacer, sus sentimientos parecen sinceros.
Empo empática.
Desde luego, ese será mi nombre cuando tenga que usar un pseudónimo.
Entonces, cuelgo, y empiezo a buscar entre todos mis cajones papel y boli para apuntar todas las mierdas que se me ocurran.
<El ordenador será útil también>.
Por fin un pensamiento que es tan solo mío, y que ojalá nadie pueda oír, pero en seguida, se ve interrumpido por otro guarro de mi madre.
Mi nombre es May Cortés y tengo los superpoderes más inútiles e inoportunos que la tierra ha conocido.