miércoles, 13 de noviembre de 2013

Capítulo 2. Brittany

Me llamo Brittany Johnson, y si, soy una adolescente que tiene padres divorciados y una hermana llamada Amanda. No somos las típicas hermanas que se llevaban bien, es más, somos todo lo contrario. Mi hermana y yo vivimos con nuestra madre, mientras que a nuestro padre no le conocemos porque se habían divorciado cuando yo era nada más que una cría, cuando mi hermana gemela Amanda y yo apenas teníamos un año. Antes vivíamos en Londres, y después vivimos un par de años en Seattle, una ciudad donde no se sabe donde se perdió el sol y cuando lo ocultaron las nubes de la lluvia.
Es 1 de octubre, estoy en el comedor cuando escucho aquella noticia, metida en mis pensamientos, centrada en que empiezo un nuevo curso para mi en otro instituto, una tortura.
-¡Amanda, Brittany es hora de ir a clase!- grita mi madre por las escaleras.
No somos una familia normal, mi hermana y yo vamos a clase de artes marciales a la que nos había apuntado mi madre porque decía que con lo que está pasando, que teníamos que estar preparadas, yo no la entiendo.
Vamos a clase cuando pasamos al lado de un bosque, y me siento como si el bosque me estuviera llamando.
Al llegar a la entrada de la clase con mi hermana, inspiro hondo y le digo:
-Amanda, ha llegado la hora.
Seguidamente entramos a clase y hay una "joven" profesora esperándonos para hacer las presentaciones.
-Clase, estas son Amanda y Brittany- presenta señalándonos a nosotras. -Espero que las tratéis bien,- se gira hacia nosotras y continúa. -aquellos dos pupitres de atrás son los vuestros, debajo de la mesa tenéis vuestros horarios, bienvenidas.
Atravesamos el pasillo, noto todas las miradas en mi y escucho algunos cuchicheos, pienso "si, bienvenidas" burlándome de lo que ha dicho la profesora y riéndome por dentro.
Al terminar las clases, Amanda y yo vamos a nuestras clases de defensa, por no decir "artes marciales". Amanda y yo somos cinturón negro.
Ese día tenemos competición, quien ganara, se lleva un cheque de trescientos euros, me dispongo a ganar sea como sea. En los combates, mi hermana, al igual que yo, gana todas casi sin hacer ningún esfuerzo. Por fin nos toca luchar juntas, ma da igual quien gane, ya que el dinero será para las dos.
Entonces, no se que me pasa, pero de repente me viene la imagen de la chica que han comentado en la radio, y en consecuencia, me cabreo y, finalmente tiro a mi hermana al suelo. No sé que me está pasando.
Al terminar el campeonato, mi hermana me alaga:
-¡Qué bien, has ganado!- no le contesto -Deberás estar orgullosa, ¿no es así?
Como veis, mi hermana es muy positiva, siempre le ve el lado bueno a todo, yo todo lo contrario, no puedo estar con la gente que veía el mundo de color de rosa, yo soy más bien de las que se lo toman todo como un desafío, ¿raro, verdad?
Una vez en casa, me meto directa en mi cuarto, no quiero que mi madre me empiece a hacer preguntas sobre mi primer día. Pongo la radio, anuncian la noticia por todas partes, sea quien sea María es una superviviente, tiene suerte de que hubiera aparecido aquel perro.
Pero, ¿quién es el asesino?
Ya era por la mañana, me había quedado dormida mientras escuchaba aquella noticia, me sentía extraña, no había dormido bien. Me puse la ropa para ir a clase y bajé a desayunar a la cocina.
-Buenos días.- me dijo mi madre, y seguidamente me mira con una cara preocupada. -Que mal aspecto tienes hija, ¿Te encuentras bien?
-Si, solo me duele un poco la cabeza.
-¿Has dormido con la radio?- me preguntó como si hubiera pasado toda la noche observándome.
-Creo que si, estaba escuchando la noticia de esta tal, como era... María.
Mi madre seguía preocupada, en mi opinión, no me había contado todo sobre nuestra infancia, mi infancia. Asi que le pregunté:
-Mamá, ¿qué pasó con nuestro padre?
Antes de que pudiera contestar, bajó Amanda por las escaleras y gritó a los cuatro vientos:
-¡BUENOS DÍAAAAAAAAS!
La miré de reojo y le dije que se callara, que nos dejara hablar.
-Mamá, ¿nos ocultas algo?- le pregunté intentando conseguir que lo dijera.
No contestó, entonces cogí mi mochila y salí por la puerta hacia el insti y Amanda salió detrás mío sin hacer preguntas.

Allí se quedó mi madre en la cocina sin haberme contestado a mi pregunta. Apostaría lo que fuera que nos ocultaba algo, pero, ¿el qué?

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